El símbolo de LEO es el león, que es considerado el simbólico rey de todos los animales. Así, LEO asume inconscientemente de forma natural un rol de mando en relación a los demás seres humanos. Es un animal de porte majestuoso, que transmite fortaleza e inspira respeto. Está capacitado para realizar grandes esfuerzos y posee una gran reserva de energía que dosifica y utiliza a su conveniencia.
En la heráldica el león es un símbolo que se usa con frecuencia, representado siempre la autoridad y la nobleza. Y estas serían dos características muy acentuadas en este signo, que se asocia con el poder y la fortaleza. Como el león que lo simboliza, LEO espera respeto y sabe imponer su propia ley, pues emana de él una especie de aureola de autoridad natural. Es tranquilo y fuerte como el león, con una energía potente pero controlada. Así sus pasiones, si bien son ardientes, parecen someterse o canalizarse en última instancia a través de la razón, buscando ser plasmadas y concretadas.
Este es el signo de la voluntad centrada y de la conciencia interior que hace individualizarse a la persona en sí misma. Después de Cáncer, con LEO llegamos a la quinta etapa del desarrollo del ser humano, que nos lleva a iniciar el segundo cuadrante del círculo zodiacal. Si el primer cuadrante y, por ende los cuatro primeros signos, describen a la persona en la fase de formación, en el segundo entramos en una etapa de plenitud. Después del establecimiento de lazos familiares que Cáncer nos aporta, con LEO el ser humano llega a su propia realización, experimentando el gozo y el amor. Previamente, no obstante, necesitamos saber quienes somos a través de nuestros orígenes e interiorizar lo que recibimos de nuestro alrededor, como nos ha enseñado el signo de Cáncer.
A partir de ahí llegamos a la realización personal y al descubrimiento de nuestra faceta creativa, gozando la vida y plasmándola en la mayor creación del ser humano, como son los hijos. Cáncer representa la gestación, la vida interna, pero LEO es la creación, la criatura que sale al exterior como ser diferenciado, ya fuera del útero materno. De la percepción subjetiva y la inseguridad de Cáncer, pasamos a la percepción objetiva y la seguridad en uno mismo representada por LEO, que tiene la conciencia de que puede lograr las cosas por sí mismo.
Tras hallar refugio en el hogar y gracias a la seguridad que le ha proporcionado la familia a través del signo de Cáncer, el ser humano puede llegar a la siguiente fase y, con LEO, hallar la felicidad en el amor hacia otra persona y utilizar toda la sensibilidad de su predecesor para plasmarla en sus obras a través de la creatividad. Si Cáncer tiende a la preocupación, LEO busca la felicidad y el disfrute como tributo al milagro de la vida.
Su astro es el Sol, centro del sistema solar y máximo exponente de la fuerza creadora. Tanto los demás planetas como Tierra se organizan y se mueven en el firmamento en función del Sol. Es el gran regulador de la naturaleza, fuente de vitalidad y calor que hace posible la vida y proporciona alegría de vivir. Como él, LEO irradia constantemente calidez, dándose generosamente de forma natural, si bien necesita recibir el reconocimiento de los demás por esta entrega. Podría decirse que LEO se considera a si mismo obligado de modo inconsciente a resultar un modelo en relación a sus semejantes.
El Sol ha sido tradicionalmente asociado con la divinidad, siendo el amor humano el reflejo en la tierra del gozo divino. LEO representa la conciencia del ser humano, del mismo modo que Cáncer se asocia con lo instintivo y emotivo. Ambos signos son los canales de expresión de las dos luminarias, Luna y Sol, representando los principios femenino y masculino, el sentimiento y la razón, la subjetividad y la objetividad respectivamente. La Luna representa la personalidad mientras el Sol se asocia con la individualidad, representando el punto central de la Carta Astral que indica el potencial de realización básico del ser humano.
Así como los demás influyen en el signo de Cáncer que es eminentemente receptivo, es LEO, con su potente irradiación, el que incide en las personas de su entorno. Del mismo modo, a la Luna la percibimos en función de la luz que recibe del Sol, mientras que es el Sol el que influye en todas las cosas. Y como el Sol, que nos resulta imprescindible pero al que no podemos acercarnos demasiado, LEO sabe hacerse necesario y viene al mundo para iluminar a los demás en alguna medida. Suele comportarse siempre como si ostentara el poder y nada en este signo suele ser reservado ni tampoco modesto.
Como celebración de la vida, es signo de regocijo y derrocha felicidad, evitando lo retorcido y las complicaciones innecesarias. Parece irradiar la luz del astro rey y, como él, sabe transmitir estabilidad y alegría a todo lo que le rodea. Está especialmente dotado para organizar y crear, posee una gran confianza en sí mismo y su propia vitalidad le da sensación de seguridad. Representa al ser humano en su plenitud, por lo que se le asocia con la riqueza, siendo en esencia la manifestación de la magnificencia de la vida que el Sol hace posible.
Su naturaleza básica es la nobleza y está motivado por el corazón. Es el signo de la realeza y aunque su extracción social sea modesta, LEO encontrará la forma de subir de nivel, pues tiene ambición y gran capacidad de trabajo. De la misma manera, su tendencia al lujo y a la ostentación o su comportamiento altivo y arrogante pueden ser sus puntos débiles. Como lo es su orgullo y su tendencia a acaparar la atención y el protagonismo en relación a los demás. Como el Sol que le representa, LEO puede deslumbrar tanto como pretender eclipsar a sus semejantes.
Características generales
Se trata de un signo básicamente integro, con gran dignidad, y que es fiel a sus principios. De carácter firme, es honesto y tiene un gran sentido moral. LEO es idealista, con grandes metas y altas miras, si bien al mismo tiempo tiene los pies bien puestos en el suelo. Quiere llevarse, de algún modo, la “parte del león” en todo lo que emprende, con su innato instinto de ganador. Nada le resulta demasiado difícil ni complicado, aunque se guarda muy mucho de perseguir imposibles.
LEO sabe lo que quiere, suele coronar con éxito sus objetivos y conoce el modo de retener lo logrado. Evita competir si no se siente seguro de resultar ganador y, como desconoce la mezquindad y desprecia los subterfugios, acomete sus metas luchando de frente. Es consciente de lo que vale, pero con frecuencia puede creerse mejor que los demás y adoptar aires de superioridad. Le gusta mandar y a menudo se comporta como si creyera que debe rendírsele pleitesía y aunque desconoce la mezquindad puede llegar a tener comportamientos tiránicos. Tiene tanto miedo al ridículo como al fracaso. Quizás en el fondo sienta temor de no ser lo suficientemente válido y valeroso, pero el caso es que LEO suele brillar especialmente cuando se encuentra bajo fuertes presiones y puede demostrar todas esas facultades que se le suponen o que el mismo se atribuye.
Necesita triunfar y ostentar una posición dominante por lo que su ambición puede llegar a ser desmesurada, con auténticos delirios de grandeza, y puede tener un comportamiento arribista, resultar avasallador, arrogante y prepotente. A veces se diría que está “encantado de conocerse”, con su gran ego que puede llevarle al egoísmo o la más absoluta vanidad. Puede mostrarse muy exigente por tonterías y no tolera que nadie se interfiera en su camino, llegando en casos extremos a cierta agresividad.
Dedica su potente energía al cien por cien a aquello que está haciendo y obra con dedicación, prescindiendo de lo que no le interesa. Es como si filtrara sus apasionados deseos hasta convertirlos en un solo objetivo, para asegurarse así de conseguirlo. Su personalidad es, pues, ardiente pero controlada ya que sabe diferir la realización inmediata de sus deseos a fin de obtener una mayor satisfacción con el resultado final. Le cuesta mucho aceptar una derrota y luchará cuanto sea necesario para lograr la victoria, si bien raramente usará métodos oscuros o hará una mala pasada.
Es activo, rápido y decidido, aunque una vez ha obtenido los resultados que perseguía puede caer en una indolencia absoluta, pues LEO desconoce las medias tintas. Es constante, perseverante, tiene una gran fuerza de voluntad y sabe resistir las malas rachas por más que le cuesta adaptarse a los cambios. Concibe la vida como gozo, no como una carga o una prueba que requiere esfuerzo. Le gusta divertirse y la creatividad es una de sus mejores bazas. Siempre mantiene su fe en que todo irá bien y sabe transmitir confianza y esperanza. Su presencia radiante contagia alegría de vivir y a veces su sola presencia ayuda a levantar la moral de los demás.
A LEO le encantan las ceremonias, la pompa y el boato, con lo que puede resultar un tanto ampuloso. Todo lo hace a lo grande y de modo bien visible, así que es fácil que llegue a la ostentación. Los oropeles le atraen y le pierden y a veces necesita tener presente aquello de que “no es oro todo lo que reluce”. En él hay un toque de dramatismo siempre presente, como si en todos sus actos hubiera un componente cara a la galería. Es valeroso, magnánimo y generoso, pero espera obtener el debido reconocimiento y prefiere realizar grandes esfuerzos si se le agradecen que pequeñeces si han de pasar desapercibidas.
Como el rey necesita rodearse de su corte, del mismo modo LEO precisa de los que de algún modo puede llegar a considerar como sus “súbditos” para brillar y sentirse realizado. Poco dado a la timidez, a veces se comporta de un modo retraído o simulando ser apocado para atraer la atención de los demás. Desea sentirse el centro del universo y, si le parece que no lo es, encontrará el modo de recuperar ese protagonismo que necesita como el aire que respira. Una vez lo obtiene, vuelve a su magnificencia y tratará de organizar la vida de los demás y aconsejarles. Puede resultar inflexible, intolerante y algo snob, pero es todo corazón.
Su cólera es intensa pero breve –los demás, todo hay que decirlo, parecen evitar provocarla, como presintiendo la fuerza de su estallido- y desconoce el rencor. Es compasivo y generalmente inclinado a realizar buenas acciones que si bien es cierto que espera que le sean agradecidas, raramente hará en su propio provecho. Una vez que obtiene fama y reconocimiento, es fácil que los ponga al servicio de una causa. LEO es un amigo leal y un enemigo justo, que no se ensaña en el vencido. Espera que los demás se apoyen en él, se siente poderoso y habitualmente le cuesta pedir ayuda, como el león que nunca baja la cabeza.
La Mente de Leo
LEO posee una mente brillante y está tan dotado para aprender como para impartir conocimientos. Tiene una visión amplia de las cosas, sabe qué es lo fundamental y por ello es capaz de prescindir de las trivialidades, a veces a costa de sacrificar los detalles. Se expresa de un modo claro y conciso, tiene capacidad de comunicación y sabe escoger bien las palabras, evitando las expresiones groseras y la vulgaridad. Su mente es abierta, con un enfoque amplio e interesada en el progreso, aunque puede tener prejuicios.
Es sincero y directo y no llega a definirse mientras no se ha formado una opinión concreta sobre un tema. Sus criterios son, asimismo, definidos y estables. Está dotado de una gran lucidez y una clara percepción. Busca siempre llevar a cabo sus ideas, que pueden resultar inamovibles, así como invariables son sus opiniones. Puede, por lo tanto, llegar a la obstinación aunque no tiene malicia y resulta más bien ingenuo. En las discusiones, LEO más que querer llevar razón es que está convencido de que la tiene. No le gusta nada que le contradigan y puede resultar dogmático.
Es preciso y tiene un gran sentido lógico, buscando siempre la objetividad y el enfoque racional de las cosas. Está bien dotado para el aprendizaje, que quizás disfruta más a nivel de estudios superiores, requiriendo siempre estímulos intelectuales de calidad. Su mente es extremadamente creativa, y necesita plasmar esa capacidad de un modo tangible. La creatividad resulta a menudo uno de los mejores canales para la realización del gran potencial de este signo, que posee un gran talento natural para entretener y potenciar la felicidad, plasmando la alegría de vivir a través de hermosas obras. Es un excelente comunicador, conversador ameno y gran narrador de historias, que sabe además como captar el interés de los demás.
Positivo y alegre por naturaleza, no suele deprimirse, pero si cae en un estado de tristeza parece que el mundo entero debiera de hundirse. Afortunadamente dura poco como breves son sus enfados. Cuando LEO se enoja, sus simbólicos rugidos resuenan a mucha distancia o bien adopta un aire ostensiblemente retraído, investido de justa indignación en su gran dignidad. Muy pronto, no obstante, se complacerá en ejercer su magnanimidad perdonando el agravio. Pero le resultará más sencillo pasar por alto una afrenta relativamente importante si se le reconoce, que una ofensa insignificante si no se le pide perdón.
Al mismo tiempo, su credulidad y su debilidad ante el halago hace que sea relativamente fácil de engañar o manipular. Necesita el elogio y el reconocimiento de su talento por parte de los demás y sabe agradecerlo, aunque puede comportarse con condescendencia pues llega a ser muy engreído. Cae en la soberbia y puede sobrevalorar sus capacidades y sus conocimientos, de los que tiende a hacer alarde. De trato normalmente amable, tiene una extraordinaria capacidad organizativa y tiende, instintivamente, a inmiscuirse en las vidas ajenas resultando algo entrometido. Es experto en dar consejos, cuando no sermones, resultando ciertamente paternalista, y parece considerar que los demás debieran estar agradecidos de que les considere dignos de merecer su atención.
Su innegable elocuencia le lleva a veces a caer en cierta megalomanía, dando la sensación de que se escucha a si mismo al hablar. Se complace en contar sus planes de futuro, a menudo demasiado ambiciosos, o sencillamente dándose importancia. Quizás no es estrictamente exagerado y no suele mentir, pero puede expresarse de un modo rimbombante y ampuloso, tendiendo a dramatizar las cosas, como si siempre estuviera representado un papel, dando un toque espectacular a las situaciones para atraer a su hipotético público.
Afronta los problemas cara a cara, asume sus responsabilidades y obra con rectitud, aceptando las consecuencias de sus actos. Difícilmente pasa por alto sus talentos, los cultiva y saca partido de ellos, dando mucha importancia a la obtención de los títulos y certificados acreditativos de sus logros. En ocasiones, no obstante, si cree que su esfuerzo no va a ser recompensado puede caer en la indolencia. Sus ideas son igualmente ambiciosas y las expresa con firmeza y pasión. Es leal a sus principios y cumple sus promesas, con lo que con LEO normalmente sabes a qué atenerte.
Leo y la relaciones
Para este signo el amor puede ser el mayor gozo que ofrece la vida. Ama sin reservas y si no tiene pareja suele estar en disposición de enamorarse, pues para LEO el amor es algo vital. En sus sentimientos es leal y cálido, muy afectuoso y generalmente efusivo. Tiene facilidad para enamorar e igualmente es enamoradizo pues vive mayormente para el amor, la diversión y la creación. Sus sentimientos son fogosos y es apasionado pero rechaza de igual modo la promiscuidad y las uniones secretas, ya que prefiere las relaciones legalizadas, preferiblemente con toda la pompa adecuada para la ocasión.
El matrimonio normalmente le estabiliza aunque a veces puede escoger unirse a alguien que considere inferior en algún nivel, como para asegurarse su adoración eterna. Le gusta conquistar y prefiere tener que vencer cierta resistencia para saborear y valorar todavía más su triunfo, si bien una vez lo ha conseguido su interés puede decaer. Suele creerse irresistible, como si la persona elegida debiera sentirse agradecida por su deferencia. De hecho, no es especialmente romántico y aunque se entrega espera resultados concretos en la relación. A veces está tan pendiente de sí mismo que la falta un poco de sensibilidad hacia los sentimientos del otro.
Por su parte, en cambio, espera ser tratado con muchos miramientos, no entiende no ser correspondido y le cuesta mucho aceptar un rechazo o que le abandonen. En ese caso, de hecho, difícilmente se rendirá aunque a veces pese su orgullo herido que otra cosa. Le resulta más fácil dar que recibir y le cuesta admitir una derrota o demostrar que necesita a la otra persona. Se diría que en el fondo trata de ratificar, a través de la conquista, el elevado concepto que tiene de sí mismo. Es como si buscara obtener un trofeo más que compartir lo que lleva dentro. Tiende a poner en un pedestal a la persona amada, con lo que le cuesta encajar la relación en la vida cotidiana. Con esta actitud puede pasar de la idealización al desencanto, se le hiere con mucha facilidad y cualquier pequeño desaire toma gran importancia. De todos modos, si baja a su pareja del pedestal imaginario donde le gusta verla, puede hacerla objeto de su más absoluta adoración.
Ser objeto del cortejo de un LEO puede resultar muy agradable, pues llena a su pareja de espléndidos regalos y agasajos y todo le parece poco para complacerla. Para este signo la puesta en escena resulta siempre muy importante y ello se hace extensivo también a la sexualidad. Es dado a los celos aunque suele separar el amor de la sexualidad. Puede ser fiel, especialmente en el matrimonio, si bien necesita que la relación mantenga su halo de emoción para mantener esa fidelidad. De todos modos, y dado que otorga mucha importancia a las formas sociales, procura evitar el escándalo. En cualquier caso, LEO siempre aprecia la belleza, se fija en ella y no quiere renunciar a disfrutar de la vida.
El hombre de este signo, en su juventud, podría ser el típico “play boy”, con gran éxito entre el sexo femenino, si bien en su madurez se centrará con el matrimonio. Le gusta presumir de sus conquistas, como si quisiera exhibir a su pareja, es caballeroso y galante. Prefiere las mujeres muy femeninas y que le consideren el centro de su existencia. La mujer de este signo suelen conceder mucha importancia a su arreglo personal y a su apariencia, imponiendo su estilo en su círculo habitual. Generalmente le cuesta hallar al hombre que consideren digno de merecer su amor y buscará a alguien que sobresalga en algún nivel.
Siendo como es tan sensible al halago, conquistar a LEO puede resultar sencillo si se potencia su vanidad. Al mismo tiempo, busca admirar al otro, incluso a nivel intelectual. Se confía rápidamente y de la misma manera se siente traicionado. Pero en todo caso, si su pareja reconoce el error y solicita su perdón no tarda en olvidar las ofensas. Cuando se siente herido sabe encontrar el modo de colocar al otro en su lugar, que suele estar por debajo de él. Y cuando está enamorado quiere estar al tanto de la vida de su pareja, para organizarla en los menores detalles.
Este signo resulta la elección idónea para quien busque un compromiso profundo y duradero, en una relación que puede combinar la honestidad con el disfrute de los placeres de la vida mundana. LEO necesita asimismo el reconocimiento en su sexualidad. Espera deslumbrar y hallar diversión y quiere sentirse triunfador. Es muy creativo, espera el aplauso de su partenaire y puede tender a los excesos. Cuida mucho los preliminares y la puesta en escena, como si siempre se sintiera bajo los focos y, en cierto modo, buscara bordar su papel. Tiene grandes expectativas pero a veces le cuesta ser, simplemente él mismo, pues interiormente teme al fracaso.
LEO parece necesitar estar siempre rodeado de gente y suele ser el alma de la fiesta. Sabe organizar actividades estimulantes, comenta los espectáculos de moda que no suele perderse, cuenta sus experiencias o habla de sus conocidos. Siempre el primero en invitar, trata muy bien a sus amistades y es espléndido hasta el derroche, pues le gusta vivir como si fuera rico y darse la gran vida, a menudo por encima de sus posibilidades. Al mismo tiempo, no soporta a los que pretenden tomarse demasiadas confianzas. Suele tener amistades largas, de las de toda la vida, que no duda en dar por terminadas si se siente traicionado.
Su hogar suele ser luminoso, decorado con obras de arte y muebles lujosos, tan suntuoso como pueda permitirse. Será confortable, dispondrá de amplios ventanales y, seguramente, posee algún sillón que usa en exclusiva como si se tratara de su trono particular. Sus invitados recibirán una cálida acogida, siendo LEO un anfitrión atento, que distrae a las visitas y les ofrece productos de primera categoría.
Acostumbra a tener pocos hijos, si bien éstos resultan muy importantes para él como forma de recreación de la vida. Espera que estén a la altura de sus expectativas y les sermonea pero siente adoración por ellos. Por otra parte desea que sus hijos le admiren, del mismo modo que quiere sentirse orgulloso de ellos. Les tratan con firmeza aunque no sea demasiado estricto, es cariñosos con los niños y sabe pasar por alto sus travesuras, disfrutando de la alegría que le proporcionan.
La Profesión de Leo
A nivel profesional, LEO es asimismo un signo que destaca de su entorno. Generalmente busca el ascenso y trabajará a conciencia para obtener el reconocimiento a su labor y a su valía. Le gusta asumir responsabilidades y es un organizador nato. No escatima esfuerzos pero no sabe resignarse a desempeñar un trabajo gris o rutinario y, normalmente triunfará en la ocupación que elija, alcanzando éxito y prestigio. De todos modos, una vez logrado su objetivo corre el riesgo de dormirse en los laureles. Asimismo, suele concederse períodos de reposo proporcionales a los esfuerzos realizados.
Nada dado a la mediocridad, LEO pone su sello personal en todo lo que hace. Se identifica con su trabajo y su fuerte personalidad puede llegar a tener tanta influencia como su preparación de cara a una posible promoción y a la valoración que de él harán sus superiores. Su rendimiento suele aumentar proporcionalmente a los elogios que recibe y concede tanta importancia al sueldo como al cargo que ocupa o al título que se le asigna. Necesita un entorno laboral en el que disponga de un buen equipamiento y unas instalaciones acorde con sus necesidades y está capacitado para trabajar por su cuenta.
Está especialmente dotado para ocupar cargos directivos, como si sintiera que ha nacido para mandar. No le gusta nada compartir su parcela de poder y suele resultar mejor jefe que subordinado. No soporta sentirse subestimado pero es capaz de hacer que un fracaso acabe convirtiéndose en un gran éxito. No soporta que le hagan sugerencias y si bien suele dar órdenes precisas, sus instrucciones las transmite en términos generales, dejando los detalles para el personal en el que habitualmente delega. Es un jefe generoso en consejos y obsequios a sus empleados aunque puede resultar demasiado sensible a la adulación y caer en favoritismos.
Si no puede llegar al más alto nivel, suele decantarse por ocupaciones relacionadas con el ocio o el arte. Sus inclinaciones naturales le llevan a la dirección, la instrucción o las diversiones. Trabajará en grandes empresas y ocupará altos cargos de todo tipo, como puede ser a nivel gubernamental, o bien será empresario, ejecutivo o gerente. Puede ser financiero, asesor, banquero o agente de cambio y bolsa, y dedicarse a la especulación tanto como al mecenazgo.
Puede inclinarse por la joyería u orfebrería, vender objetos refinados, el diseño o a la decoración de espacios lujosos, ser arquitecto, estilista u organizar exposiciones. Es un buen relaciones públicas o publicista, está dotado para cargos de representación y puede ser cónsul o destacar en algún cargo de tipo político. En el ámbito artístico las posibilidades son muy amplias, siendo tan buen actor o actriz de cine, teatro o music hall, como productor cinematográfico o teatral. Puede dedicarse al ballet o ser presentador de televisión y animador o promotor de todo tipo de actos culturales o artísticos, dándose una gran índice de personas de este signo en el mundo del espectáculo.
Puede elegir la carrera militar, la abogacía, el alto clero o, simplemente, ser un miembro activo de la aristocracia. En la docencia puede ser director de instituto o profesor de educación secundaria, y asimismo puede dedicarse a la formación de personal dentro de la empresa para la que preste sus servicios. O será escritor, decantándose tanto por tramas amorosas como por grandes dramas. Puede triunfar igualmente como deportista de elite, patrón de yate o jugador de golf y en la medicina se inclinará hacia la cardiología.
Leo y la Salud
En el organismo LEO representa el corazón y la columna vertebral, que vienen a ser los ejes entre los que se rige el cuerpo humano. Así, del mismo modo que el corazón es el centro del ser humano y envía la sangre a todo el cuerpo, LEO insufla alegría en las relaciones entre las personas, generando la vitalidad necesaria para el mantenimiento de la vida. La columna vertebral, a su vez, a través del riego sanguíneo de sus ramificaciones proporciona la movilidad necesaria para la autonomía de la persona.
LEO, pues, está dotado de una vitalidad extraordinaria, y suele gozar de buena salud, pues posee un mayor potencial energético que el resto de los signos. Su sistema muscular suele estar bien equilibrado y está dotado de fuerza y capacidad de recuperación. Por otra parte, no suele cuidarse mucho y es propenso a agotamientos, especialmente por exceso de trabajo, si bien los excesos en los placeres también pueden resultar perjudiciales. Tiende a los trastornos agudos y no es frecuente que padezca enfermedades de tipo crónico.
Suele relacionarse con los ataques al corazón, infartos (igualmente de tipo pulmonar o cerebral, tanto como cardíaco), problemas medulares y de las arterias o de tipo circulatorio en general. Puede padecer flebitis, fiebres altas y problemas de la visión. Asimismo se asocia con algunos tipos de paranoia. Cuando se encuentra mal le conviene sobretodo el descanso, el contacto con el aire libre, y como no, con el Sol que suele ser para LEO una fuente de energía muy directa.
Comentarios Finales
Para terminar, repasaremos algunos rasgos del físico de LEO. Hay que tener en cuenta que estas características, al igual que el resto de detalles de la descripción del signo, son generalizaciones y que cada persona (según el resto de posiciones planetarias de su Carta Astral, su voluntad de mejora y conocimiento personal), las vivirá de un modo diferente.
El signo de LEO favorece buena presencia y un físico generalmente muy cuidado. La estatura será más bien alta, tiene la espalda ancha y camina derecho, con cierta dignidad en el porte. La expresión es luminosa, de mirada directa. Los rasgos resultan algo felinos en un rostro redondeado, con la mandíbula bien dibujada, mientras que la boca que suele ser grande y de sonrisa fácil. El pelo suele ser abundante, más bien ondulado y a menudo largo.
Su presencia irradia una gran calidez a la vez que tiene un aire en cierto modo majestuoso, por lo que difícilmente pasará desapercibido. Prefiere vestir prendas de calidad y si esto no le fuera posible podría decantarse por lo más llamativo. Le gustan las joyas y los complementos y, en general, hace resaltar cualquier prenda que use. Su indumentaria suele ser cuidada ya que busca hacer patente su atractivo, aunque puede pecar de ostentosa.
Las elevadas expectativas de LEO si bien a veces pueden resultar desmesuradas, nos recuerdan la frase de Paul Tillich, cuando dice que “al hombre se le pide que haga de si mismo todo lo que se espera que llegue a ser”. Radiante como el Sol que le representa, LEO aporta la calidez imprescindible para la vida, aunque a veces, como sucede con el mismísimo astro rey, su brillo puede llegar a deslumbrarnos.
Famosos del Signo Leo
Napoleón Bonaparte, Francisco José I, Benito Mussolini, Fidel Castro, Simón Bolivar, Petrarca, Bourguiba, George Bernard Show, Paul Claudel, Henry Moore, Alfred Hichcock, Henry Ford, Alejandro Dumas, Robert Taylor, Robert de Niro, Coco Chanel, Aldous Hyxley, Mae West, Jacqueline Kennedy, Lucille Ball, Virna Lisi, Robert Redford, Cecil B. De Mille, Carl Jung, Eddie Fisher, Louis de Funes, Sylvie Bartan, John Rockefeller, Bill “Count” Basie, Dorothy Parker, Bill Clinton, Dustin Hoffman.